domingo, 8 de mayo de 2011

La Literatura crea Ciudadanos Reflexivos: Yuri Herrera.

Durante la presentación del libro No incluye baterías, del escritor oriundo de Ciudad Juárez, Alejandro Páez Varela, el literato Yuri Herrera considera que en Hidalgo la violencia del narco ha aumentado pero, aclara, siempre ha existido. 

“La literatura no puede por sí misma crear hombres buenos, pero sí ciudadanos reflexivos”, afirmó Yuri Herrera, escritor hidalguense nacido en Actopan, al ser cuestionado sobre cuál sería la función de la literatura en el tema de la violencia que se vive en la actualidad.
Dijo: “Creo que quien se acerca a leer un libro está haciendo algo que requiere voluntad de pensar. Y nadie garantiza cuáles serán las ideas resultantes de ese proceso, pero por lo menos es alguien que ya está apostándole a la reflexión. La literatura tiene un efecto a mediano y a largo plazo, y yo espero que la buena literatura que se está produciendo en este momento tenga repercusiones en las siguientes generaciones”.
Sobre la violencia que se vive en Hidalgo, refirió que a pesar de estar fuera, es fácil enterarse de que ésta ha ido en aumento exponencialmente, o que por lo menos se ha dado a conocer más de lo que se hacía antes. 
Afirmó que vale la pena señalar –y según dijo es algo de lo que nos olvidamos–que Hidalgo es un lugar donde existe una tremenda violencia previa a la causada por el narcotráfico: la violencia relacionada ver con los caciques en la Huasteca, la que tiene que ver con la delincuencia organizada integrada por los porros durante los años 80. “Hay toda una serie de otras expresiones violentas que no comienzan nada más con esto del narco”, manifestó Herrera.
“En el estado no podemos resolver solos un problema que tiene que ver con una dinámica nacional, incluso con una dinámica global. Creo que son muchísimos los elementos en los cuales se tiene que trabajar: en crear un sistema de impartición de justicia trasparente y eficaz, en garantizar que ya no haya impunidad, en una paulatina legalización de las drogas, en un combate a la pobreza, en una promoción del empleo como no se ha dado de manera seria que evite que la gente deba recurrir a los criminales para ganarse la vida, entre muchos otros temas.”
Las anteriores declaraciones se desprenden de la presentación del libro No incluye baterías, de Alejandro Páez Varela: “Me invitaron a hablar de este libro que trata de diversos temas: en primer lugar de la violencia que hay en el país, de la responsabilidad que tienen los ciudadanos y el gobierno, pero más allá de eso habla un poco de cómo se construye la subjetividad de alguien que está viviendo eso”.
Refirió que en esta publicación está hablando el periodista desde su experiencia profesional, pero también desde su experiencia como ciudadano para el cual la violencia es algo cercano y que afecta la manera en la cual se relaciona con su gente querida y consigo mismo.
Herrera refiere que esta obra sirve para plantear la interrogante de cómo construir algo bello y algo que nos permita reflexionar, a partir del horror: “Esta es una de las preguntas con las que yo me encuentro frecuentemente: ¿Cómo se puede hacer arte a partir de algo tan horroroso que está sucediendo? Como si hacer arte a partir de algo terrible fuera a quitarle lo terrible. Creo que no es así, sino que la función del arte es incomodar a la gente y confrontarla justamente con estas paradojas”.
Dijo que Páez Varela habla desde la perspectiva del individuo para el cual la violencia no es algo que sucede en los periódicos o más allá de su propia casa: la violencia es algo personal. “Es algo que nos afecta, que construye nuestra manera de mirar el mundo”.
De Ciudad Juárez a Pachuca
Alejandro Páez Varela, escritor nacido en Ciudad Juárez y quien se ha desempeñado como periodista en diversos diarios del país, presentó ayer su libro No incluye baterías en las instalaciones del Consejo Consultivo Ciudadano.
Este libro es es un viaje al norte de México, más precisamente a Ciudad Juárez, donde el cronista nervioso que ha escrito el libro ha visto su origen convertido en el escenario de las calles más inseguras del mundo, en uno de los centros de la guerra contra el narcotráfico en el país.
El recuerdo de los muertos, los crímenes del narco, las voces irritadas de los habitantes de Juárez resuenan en estas páginas a través de la conmemoración de los ausentes: “Algunas veces he contado cómo vi a toda una generación de mi barrio en Ciudad Juárez morir o derrochar sus vidas a causa del narcotráfico”. 

Pachuca •Diego Castillo

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